Etapa 8 del Camino Olvidado: Aguilar de Campoo-Cervera de Pisuerga | Un largo paseo fluvial

Trayecto relativamente largo aunque sin excesivos desniveles. El río Pisuerga es el eje que vertebra gran parte de este recorrido, que descubre algunos lugares muy interesantes.

Etapa previa: Olea-Aguilar de Campoo | Tierra de románico y... de galletas

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Las tumbas de la necrópolis de Santiuste
Las tumbas de la necrópolis de Santiuste / Emilio J. de los Santos

El Camino Olvidado prosigue su curso por la provincia de Palencia en una etapa de una longitud considerable (30 kilómetros), aunque de perfil suave. El río Pisuerga será el hilo conductor de este recorrido entre Aguilar de Campoo y Cervera de Pisuerga, con un extenso y agradable tramo por su paseo fluvial.

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La salida de Aguilar de Campoo es pintoresca. Tomamos como punto de partida la Avenida de Roma. Caminamos en dirección al río, pero antes de llegar al Puente Mayor, giramos a la derecha para atravesar la Puerta del Paseo Real e iniciar el encantador Paseo del Monasterio. Éste nos conduce a Santa María la Real, un importante edificio románico que alberga un museo dedicado a este estilo arquitectónico. Rodeamos su perímetro para conectar con la carretera CL-626.

Puerta del Paseo Real en Aguilar de Campoo.
Puerta del Paseo Real en Aguilar de Campoo. / Emilio J. de los Santos

Caminamos poco junto a la carretera. Pronto describe una curva a la derecha, pero nosotros seguimos de frente por una senda peatonal que nos aproxima a la pared del Embalse de Aguilar. La enorme infraestructura es imponente.

Al fondo la pared del Embalse de Aguilar. Tendremos que subir por la arboleda de la derecha.
Al fondo la pared del Embalse de Aguilar. Tendremos que subir por la arboleda de la derecha. / Emilio J. de los Santos

Al llegar a la altura de la subestación eléctrica, junto a una fuente con cinco caños, abandonamos el carril y ascendemos por una zigzagueante senda que, a través de una arboleda, nos eleva hasta la altura del muro del embalse. Es un repecho que combina escalera con cuesta, pero es ideal para entrar en calor. Arriba, encontramos una rotonda y un mirador desde el que admirar el pantano. Tomamos la estrecha carretera que sigue la orilla hasta dar con un complejo de ocio. Aquí perdemos el asfalto.

Las agradables vistas del Embalse de Aguilar nos acompañarán varios kilómetros.
Las agradables vistas del Embalse de Aguilar nos acompañarán varios kilómetros. / Emilio J. de los Santos

Una larga recta de unos 800 metros, a través de un pinar, nos irá ofreciendo ocasionalmente bonitas panorámicas del embalse. Tras esa distancia, un quiebro a la derecha nos conduce por un carril en busca de la carretera CL-626. La alcanzamos en una glorieta. Cruzamos hacia la localidad de Corvio. Ya hemos completado 6 kilómetros del recorrido.

Rumbo a Corvio.
Rumbo a Corvio. / Emilio J. de los Santos

El tránsito por este pequeño pueblo es sencillo: avanzamos siempre por su calle principal. Podremos admirar la Iglesia de Santa Juliana, del siglo XIII, que presenta un armónico campanario que sustituye la tradicional espadaña románica. Al salir de las casas, tomamos el primer camino de tierra a la izquierda.

Iglesia de Santa Juliana, en Corvio.
Iglesia de Santa Juliana, en Corvio. / Emilio J. de los Santos

Iniciamos el Camino de las Tenadas, que surca un paraje más montaraz y muy solitario. Predomina el monte bajo con abundantes pedrizas y escasa vegetación, apenas matorral. A apenas 500 metros del pueblo encontramos uno de los atractivos de esta etapa: la sobrecogedora Necrópolis de Santiuste. Se trata de una serie de tumbas antropomorfas talladas directamente en roca. Las veremos en el lado izquierdo del sendero.

Puede que nos salgan al paso algunos ciervos.
Puede que nos salgan al paso algunos ciervos. / Emilio J. de los Santos

En el kilómetro 8,5, el trazado da un giro brusco a la izquierda para dar con una bifurcación. El camino que sigue de frente va a parar a Quintanilla de Corvio. Nosotros lo evitamos tomando el sendero de la derecha. En dos kilómetros, tras un suave sube y baja, llegamos a Matamorisca. Aquí destaca la Iglesia de San Juan Bautista, ubicada sobre una loma. El templo se asemeja mucho al de Corvio, reflejando una transición del románico al gótico en muchos de sus elementos. Nos mantenemos en la calle principal hasta atravesar de nuevo la CL-626. Al llegar a una fuente, giramos a la derecha. Dejamos la población al pasar la Ermita de Santa Ana.

Al fondo, Matamorisca.
Al fondo, Matamorisca. / Emilio J. de los Santos

Comenzamos a recorrer un tramo algo monótono que avanza en paralelo a la carretera autonómica, acercándose mucho en ciertas ocasiones, pero sin llegar a pisar el asfalto. En el kilómetro 12, hay que cruzar la carretera provincial P-213 para continuar junto a la CL-626. La única distracción por aquí son las vistas al norte, que nos mostrarán las montañas en la lejanía. Por lo demás, tendremos un páramo con muchos campos de cereales o tierra en barbecho.

Poco a poco nos vamos aproximando a la Montaña Palentina.
Poco a poco nos vamos aproximando a la Montaña Palentina. / Emilio J. de los Santos

Llegamos a una encrucijada en el kilómetro 13,5. Doblamos en ángulo recto a la izquierda. Una vez rodeada la Peña Grajal (1.021 metros de altura), desembocamos otra vez en la P-213. A los pocos metros, abandonamos la carretera. Superado un canal de riego, una trocha nos conduce a Salinas de Pisuerga, la localidad intermedia más grande que atravesaremos hoy.

Iglesia de San Pelayo
Iglesia de San Pelayo / Emilio J. de los Santos

Pisamos acera en la Avenida de la Constitución. Progresamos unos metros hasta la Plaza de la Serrería, donde hay unas curiosas esculturas hechas con chatarra. Al fondo se encuentra la Iglesia de San Pelayo. Del siglo XVI, destacan los contrafuertes de sus paredes. A su espalda tenemos el magnífico Puente de Piedra, también del siglo XVI. Sus nueve ojos permiten superar al río Pisuerga, que se ensancha considerablemente en este tramo.

Puente de Piedra, a la salida de Salinas de Pisuerga.
Puente de Piedra, a la salida de Salinas de Pisuerga. / Emilio J. de los Santos

Justo al pasar el puente, giramos a la derecha para enfilar un paseo fluvial. Nos quedan 12 kilómetros sobre un cómodo carril de tierra que remonta el río. El primer tramo es muy llamativo al progresar entre el cauce y las paredes de piedra de Peñas Quebradas, acompañados de mucha vegetación en ocasiones. A un kilómetro de un tranquilo refugio de pescadores, encontramos el pueblo de Barcenilla de Pisuerga.

Tramo junto al río Pisuerga.
Tramo junto al río Pisuerga. / Emilio J. de los Santos

En la población, no nos desviamos de la calle por la que entramos. Dejamos a la derecha la Iglesia de la Asunción y entramos en una zona dedicada a cultivos de maíz. A poca distancia, dejamos a la izquierda la aldea de Quintanaluengos.

El paraje de Trambosríos nos vuelve a colocar muy cerca de la fresca orilla, mientras caminamos a los pies de la Peña del Cuervo (1.051 metros). El camino nos deja ante un puente que conduce a Ligüérzana. No entramos. Seguimos de frente junto al río hasta llegar a Vado dos kilómetros después.

Algunos tramosdel paseo fluvial cuentan con mucha vegetación.
Algunos tramosdel paseo fluvial cuentan con mucha vegetación. / Emilio J. de los Santos

Pasamos sin más este pueblo. Lo interesante llega después: el Eremitorio Rupestre de San Vicente. Una curiosa ermita tallada en piedra que podría haber sido construida entre los siglos VIII y IX como parte de un complejo monástico de la zona. Junto al edificio hay otra necrópolis antropomorfa similar a la de Corvio.

El eremitorio Rupestre de San Vicente
El eremitorio Rupestre de San Vicente / M.G.

Conforme nos vayamos acercando a Cervera de Pisuerga, observaremos señales de otro camino: se trata del Camino Lebaniego, que busca venerar el Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana y que hace escala en esta localidad palentina.

Accedemos a Cervera por la Avenida Rosa de Lima, que nos conduce hacia la carretera CL-626, donde se ubican muchos de los servicios y desde donde se accede cómodamente al centro del municipio.

Iglesia de Santa María del Castillo, en Cervera de Pisuerga.
Iglesia de Santa María del Castillo, en Cervera de Pisuerga. / Emilio J. de los Santos

La localidad cerverana posee un interesante patrimonio, con numerosas casonas blasonadas y palacios. El edificio más destacado es la Iglesia de Santa María del Castillo, que domina la localidad desde lo alto. Del siglo XVI y con categoría de Monumento Nacional, en su interior alberga un retablo con un tesoro: La Adoración de los Reyes Magos.

Casco urbano de Cervera de Pisuerga.
Casco urbano de Cervera de Pisuerga. / Emilio J. de los Santos

La octava etapa es larga, pero relativamente cómoda, dado que sigue en todo momento el discurrir del río Pisuerga. Volvemos a estar a los pies de la sierra, en concreto de la Montaña Palentina. La larga etapa que sigue a ésta irá pegada a este sistema montañoso, maravillándonos nuevamente con esta cara sur del Sistema Cantábrico.

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